miércoles, 24 de diciembre de 2008

La Gran Grieta

Un indeseable dolor de muela tiñe las horas de negro, la cuenta regresiva supone terminar el día lunes aunque ya ha sido trasladada varias veces, y el punzante dolor me despierta muy temprano todas las mañanas para ir a orinar. Mi pieza dental parece tener vida propia, resalta de las demás no por estar muy limpia sino porque un agudisimo malestar nace en ella y este se extiende verticalmente hasta mi sien que lo espera molesta.
Los maravillosos días de verano se convirteron en tediosos y aunque yo quisiera que no fuese así es inevitable parar este sentimiento tan fuerte; como el filoso dolor que desperdigaban las flechase en las famosas guerras contra los templarios en plan de colonizar. El mismo dolor que sentian tales hombres gruesos y salvajes cuando el aceite hirviendo paseaba ardiente por su cuerpo. El último retorcido troglodita caido a manos del enemigo llegó a escupir estas palabras antes de morir: - Maldito seas dolor! -
Así estoy yo desde hace 3 semanas, repitiendo las palabras del barbudo caido entre hojas y ramas en el bosque sueco, -Maldito seas dolor!, maldito seas!-Pero el problema se torna aún mas grave cuando un par de orejas despiertas, esperando el chisme, traspasan el umbral de intimidad. Una vez caminando por el pasillo de un edificio me oyeron murmurando tales palabras, pero sin comprensión de sus oídos me tildaron de chapita. Me enteré horas mas tarde por doña Luisa, la vecina del 4 c que salió al balcon a regar sus plantas y me contó lo que le habian contado, el suceso del pasillo retumbante (el traspaso de información por balcones es de bastante de utilidad).
Reflexioné pensando que a veces resulta casi imposible disimular nuestra cara de incomodidad, las muecas desfazadas que uno tiende a relizar sin otras opciones de relax y el carismatico sentido del humor que caracteriza estas situaciónes hacen de uno un ser indomable, carente de estribos y tacto, comparable a una bestia encerrada entre 4 paredes mohosas oculta de la sociedad que planea su escape el momento indicado.
La inexorable abertura en un diente(la Gran Grieta), la criatura que escarba en nuestro interior y nos limita en todo momento llegó para quedarse.

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